martes, 30 de diciembre de 2008

Un fino olfato y algo de ironía


El emperador romano Aulo Vitelio (15 d.C-65 d.C, a la izquierda) alcanzó el poder mediante la puñalada en la espalda de otros contrincantes en los turbulentos tiempos conocidos como año de los cuatro emperadores. Con la ayuda del general Otón asesinó a Galba -quien le había encomendado la gobernación de la provincia de Germania- para obtener el imperio. Después levantó sus tropas contra las de Otón, su otro rival en el trono. Ambos ejércitos se encontraron en la Batalla de Bedriacum, donde Otón cayó muerto. Cuenta el historiador Suetonio en Las vidas de los doce césares el humor macabro que se gastaba Vitelio. Después de la batalla, el emperador se dirigió al lugar donde había fallecido su enemigo, se inclinó junto a su cuerpo y lo olió con complacencia, exclamando ante la mirada atónita de sus soldados: <<El cadáver de un enemigo siempre huele bien, y mejor aun si es un conciudadano>>.

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