lunes, 12 de julio de 2010

Cazatesoros halla 52,000 monedas romanas en Gran Bretaña

Imagen sin fecha difundida el jueves 8 de julio de 2010 por el Museo Británico que muestra ambas caras de una moneda del comandante militar romano Marcus Aurelius Carausius, que formaba parte de un tesoro hallado por Dave Crisp en un campo cercano a Frome, Inglaterra. Foto/AP.
LONDRES (AP). Un cazador de tesoros encontró unas 52,500 monedas romanas, uno de los hallazgos más grandes de su tipo en Gran Bretaña, dijeron funcionarios el jueves.

El tesoro, valorado en 5 millones de dólares, incluye cientos de monedas con la imagen de Marco Aurelio Carausio, quien a finales del siglo III usurpó el poder para proclamarse emperador de lo que hoy es Gran Bretaña y el norte de Francia.

Dave Crisp, un cazador de tesoros con un detector de metales, encontró las monedas en abril en un campo del suroeste de Inglaterra, informaron el consejo del condado de Somerset y un departamento del Museo Británico encargado con este tipo de descubrimientos.

Las monedas fueron enterradas en una olla grande, a unos 30 centímetros (un pie) de profundidad y pesaban unos 160 kilogramos (350 libras) en total.

Crisp dijo que detectó una señal "curiosa" con su detector de metales que lo impulsó a empezar a cavar.

"Metí la mano, saqué un poco de lodo y había una pequeña pieza r adial, una moneda romana de bronce, muy, muy pequeña, aproximadamente del tamaño de una uña", dijo Crisp en una entrevista con la BBC.

Crisp sacó unas 20 monedas antes de descubrir que estaban en una olla y juzgó que necesitaba la ayuda de un experto.

"Debido a que el señor Crisp resistió la tentación de desenterrar las monedas, los arqueólogos del consejo del condado de Somerset excavaron cuidadosamente la olla y su contenido, lo que permitió que se preservara una constancia importante sobre las circunstancias de su entierro", dijo Anna Booth, una integrante del consejo.

El forense de Somerset, Tony Williams, comenzó el jueves una investigación para determinar oficialmente si el hallazgo queda sujeto a la Ley de Tesoros, un paso formal para la determinación de un precio que deberá pagar cualquier institución que desee adquirir el tesoro.

El hallazgo de las monedas sigue al descubrimiento el año pasado de un tesoro de monedas anglosajonas en el centro de Inglaterra. El llamado Tesoro de Staffordshire incluyó más de 1,500 objetos, la mayoría hechos de oro.

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Fuente noticia: Telemetro.com

Fuente imágenes: Terra Brasil

sábado, 27 de marzo de 2010

El Coliseo de Roma rescata a los gladiadores

Una exposición en el mismo anfiteatro recuerda a estos guerreros de la arena a través de reproducciones de armas y prendas y piezas originales procedentes de las excavaciones de Pompeya

Roma. (EFE).- El Coliseo romano, uno de los monumentos más visitados del mundo, rescata el mito de los gladiadores de la Antigua Roma con una exposición en la que se combinan reproducciones de armas y prendas utilizadas por los luchadores con piezas originales procedentes de las excavaciones de Pompeya.

Reconstrucción del casco que utilizaban los gladiadores "Murmillo", durante el Imperio Romano, en el siglo I d.C., realizada por el arquitecto Silvano Mattesini

Reconstrucción del casco que utilizaban los gladiadores "Murmillo", durante el Imperio Romano, en el siglo I d.C., realizada por el arquitecto Silvano Mattesini / Efe / Carmen Pliego

Bajo el título de Gladiatores, la muestra presenta numerosas reproducciones de cascos, armaduras, espadas, dagas y escudos, realizados por el arquitecto e historiador del ejército romano Silvano Mattesini. Para llevar a cabo las copias se hizo un estudio detallado de varias piezas encontradas en el siglo XVIII en las excavaciones del Teatro Grande de Pompeya, cercano a Nápoles (sur de Italia), algunas de las cuales también forman parte de la muestra.

Mostrar las reproducciones junto con objetos antiguos permite "dar una idea del patrimonio pasado", explicó Rossella Rea, comisaria de una exposición, que pretende también ser un recorrido didáctico por uno de los períodos más fascinantes de la historia.

Desde que tuviera lugar el primer espectáculo de gladiadores en Roma en el año 264 a.C., varios espacios de la ciudad acogieron las celebraciones sobre la arena, desde el Foro Romano y el Circo Máximo hasta el Coliseo, inaugurado en el año 80 d.C. y donde puede verse la exposición hasta el próximo 3 de octubre. "La construcción del Coliseo supuso el punto culminante en la reordenación de los espectáculos de gladiadores", un proceso que hasta entonces tuvo su principal valedor en la figura del primer emperador romano César Augusto, dijo Rea.

En los últimos años de la República romana la importancia de los espectáculos de gladiadores aumentó notablemente, siendo utilizados en muchas ocasiones como elemento de propaganda política, aunque entonces la celebración tenía tan sólo carácter privado.

"Con Augusto se inició la codificación de las categorías de gladiadores y también se empezó a ordenar el aparato administrativo", una máquina que necesitaba "miles de personas, meses de preparación y ríos de dinero" y que alcanzó definitivamente carácter oficial con Domiziano.

Bajo las gradas de la arena romana, que podía llegar a albergar a 50.000 personas, cobran vida estos días las categorías de gladiadores que hicieron de esta manifestación parte de la historia. Desde el "Samnes", el gladiador más antiguo del que se tienen datos, hasta el "Equites", que abría a caballo el cortejo antes del espectáculo, la muestra es también un recorrido didáctico por los diferentes períodos de la Antigua Roma.

Entre las copias seleccionadas, Gladiatores muestra por primera vez una reproducción de las pesadas armaduras que portaban los Cruppellarius, una de las categorías de gladiadores de las que existe menos documentación. Protagonista en la gran pantalla y en la literatura popular, sobre la verdadera imagen física del gladiador romano no se tienen, sin embargo, demasiados datos.

La altura de los luchadores que combatían en la arena romana estaba en torno al metro setenta y, a pesar de ser musculosos, su imagen no corresponde con la de hombres grandes que se ha transmitido tradicionalmente, dijo la comisaria. "La cabeza del gladiador era la parte más protegida", explicó, y la causa de muerte más común eran los golpes en distintas partes del cuerpo y no en el cráneo, como demuestran recientes estudios realizados sobre varios restos óseos.

El fenómeno de los gladiadores tenía en la Antigua Roma carácter "transversal", ya que algunos de los combatientes que saltaban a la arena eran aristócratas y senadores. "La mayoría eran esclavos, pero también había muchos que trabajaban con contrato", añadió Rea. Junto con armaduras, empuñaduras, espinilleras, cubiertas, cascos y diversas armas, la muestra incluye también pinturas que documentan el ambiente de la época e instrumentos musicales que eran utilizados durante el cortejo previo al espectáculo.

"La música que se usaba no se conoce" pero, dado que los espectáculos de lucha entre gladiadores siempre empezaban con un cortejo al emperador, "la música tendría un ritmo muy militar". El cuerno, la tuba o el órgano hidráulico eran algunos de los instrumentos con el que se acompañaban los movimientos de los gladiadores sobre la arena y que pueden verse estos días también en el Coliseo.

Fuente: La Vanguardia

martes, 9 de febrero de 2010

Veleia sale del fango

López de Lacalle presenta en las Juntas el nuevo plan director del yacimiento - La Diputación dedicará 400.000 euros al poblado romano

Una de las zonas de las excavaciones arqueológicas de Iruña-Veleia.

TXEMA G. CRESPO - Vitoria - 03/02/2010

La ciudad romana de Iruña-Veleia y las excavaciones arqueológicas que allí se están realizando comienzan a salir del fango en el que llevan inmersas casi dos años, después de que se confirmara que las "excepcionales" inscripciones que se presentaron en 2006 son una simple falsificación. La diputada de Cultura, Lorena López de Lacalle, presentó ayer en las Juntas Generales alavesas el contenido íntegro del plan director, redactado por la UPV, que regirá la excavación los próximos diez años y que supondrá una inversión foral de 400.000 euros.

Parece así que se va terminando el culebrón del caso Veleia, aunque aún quedarán por verse nuevos episodios protagonizados por el arqueólogo Eliseo Gil, quien presentó al público centenares de piezas de distintos materiales con inscripciones en euskera y latín vulgar, jeroglíficos egipcios, referencias cristianas y célticas, etcétera que revolucionaban supuestamente la historia de Roma y que se ha demostrado que no son verdaderas.

Su empresa, Lurmen, SL, interpuso ayer un recurso ante el juez para que paralice el desarrollo del convenio entre la Diputación y la UPV con el fin de impedir que otro equipo investigador entre en el yacimiento.

Pese a estas rémoras, el futuro de Iruña-Veleia no tiene marcha atrás. El Gobierno vasco ya ha respaldado el plan director, y se está a la espera de la respuesta del Ejecutivo español y del Ayuntamiento de Iruña de Oca, "sin olvidar empresas privadas", añadió López de Lacalle, quien insistió en poner en valor la dimensión histórica del enclave.

Tras casi dos años con las excavaciones paradas, en principio, el nuevo equipo que dirige el profesor de la UPV Julio Núñez, un referente en estudios romanos del Departamento de Arqueología de la UPV, limpiará y restaurará todo el yacimiento para abrirlo al público cuanto antes. Además, multiplicará por cien el espacio visitable hasta alcanzar 17.000 metros cuadrados. "El reto es tener para la primavera próxima una herramienta que ofrezca un escenario de futuro a Iruña Veleia", explicó la diputada.

En esta nueva etapa se pretende contextualizar Iruña Veleia en el marco de la Vía Astorga-Burdeos, de la que era una estación estratégica. Para ello se propone presentar al público el marco general de la ciudad con su entrada y salida, con un contexto que la ubicará en relación con los pueblos pre-romanos de la zona.

Otro de los pilares de la propuesta presentada por la UPV son la integración de la muralla; su restauración, conservación y rehabilitación; la conexión directa de Veleia con el Bibat para multiplicar las posibilidades que encierra el enclave, y complementar el yacimiento con el paseo natural por la zona de Trespuentes para conformar un eje de atracción integral.

Fuente: El País 03-II-2009

lunes, 18 de enero de 2010

Roma en el Nuevo Mundo

Detalle del denominado Atlás Catalán, atribuido al judío mallorquín Cresques Abraham (c. 1370, Biblioteca Nacional de Francia, París)

Durante siglos pueblos como los fenicios, egipcios, cartagineses, griegos y romanos entre otros surcaron de norte a sur y de este a oeste las aguas del Mediterráneo y sus costas. Aquellos pueblos marineros, con la luz de las estrellas como única guía trajeron, llevaron y comerciaron sus mercancías, mientras a la par, de un modo apenas perceptible y silencioso, esparcían la semilla de su cultura, tradiciones y religiones por toda la cuenca mediterránea dando lugar a una gigantesca vorágine donde mitos, leyendas y fantasías se aglutinaron y mezclaron dando lugar a otros nuevas. Así cada generación de civilizaciones y pueblos asimilaba y adoptaba parte de la cultura, conocimientos y tradiciones precedentes y las incluía en las suyas propio; cuyo ejemplo más representativo sería la adopción del alfabeto fenicio por la lengua de Heródoto.

Representación alegórica del descubrimiento de América, que en forma de mujer reposa en una hamaca. Joan Stradanus, Nova Reperta, Biblioteca Nacional, Madrid.
Estos pueblos tuvieron conocimiento desde muy pronto de que su “mare nostrum” tenía una salida situada al este que los comunicaba con un gran mar desconocido y peligroso, del cual surgían de tanto en tanto pueblos bárbaros y violentos para abalanzándose sobre las ciudades mediterráneas cual plagas de langostas sobre los campos de cereales. Esta puerta ceñida por las columnas de Hércules supuso durante mucho tiempo el umbral final de la mayoría de las expediciones comerciales, del que tan solo unos pocos atrevidos se atrevían a atravesar. Con los siglos leyendas y prohibiciones encadenaron las puertas al más allá, fantástico y lleno de incertidumbres. El griego Platón “el de las anchas espaldas” relataba que más allá del estrecho se encontraba la Atlántida, un continente hundido por una sucesión de cataclismos allende los brumosos tiempos heroicos, y de la que tan solo quedaban como triste recuerdo las cumbres de sus cordilleras. Platón describió en dos de sus diálogos: Timeo y Critias, que había existido una isla más grande que Asía y Libia juntas, la cual se encontraba a poca distancia de las costas africana y española. El relato sucesivo se estructura a través de una sucesión de elementos fantasiosos: su origen, gobernantes, riquezas y su destino final.

Durante la conquista de América, muchos cronistas intentaron dar con una explicación plausible al origen de este nuevo mundo relacionándolo con la utopía atlante o con las noticias de distantes e inexploradas tierras proporcionadas por los eruditos de anteriores generaciones, generalmente recopiladores del saber clasíco. En palabras del ensayista y crítico uruguayo Fernando Ainsa «América se convierte en un campo de experimentación práctica y de ratificación objetiva de lo imaginado con anterioridad, desde el bestiario fantástico a la prospera Jauja» Así el navegante y erudito pontevedrés Pedro Sarmiento de Gamboa, que exploró el estrecho de Magallanes, escribió en su Historia Índica: «…Queda de aquí que las Indias de Castilla fueron continentes con la Isla Atlántida»; igualmente Francisco López de Gómara, capellán de origen soriano y biógrafo del conquistador extremeño Hernán Cortés, afirma sin reparo en su obra Historia General de las Indias que América: «…son la isla y tierra Firme de Platón, y no las Hespérides ni Ofir y Tarsis, como muchos modernos dicen. »


Mapa Mundi a partir de la Geographia de Ptolomeo. Copia de Johannes de Armsshein, Ulm, en 1482.

Asimismo el filósofo y científico Aristóteles cuenta que el Senado de Cartago prohibió bajo pena de muerte las expediciones a una distante isla del océano Atlántico: «…Por el mismo tiempo, como algunos cartagineses partiesen de España por mar, (…); tomando la derrota entre poniente y mediodía y vencidas las aguas bravas del mar Océano, con navegación de muchos días descubrieron y llegaron a una isla muy ancha, abundante de pastos, de mucha frescura y arboledas y muy rica, regada de ríos que de muy montes empinados se derribaban, tan anchos y hondables que se podía navegar. Por esto y por estar yerma de moradores, muchos de aquella gente se quedaron allí de asiento, los demás con su flota dieron la vuelta, y llegados a Cartago, dieron aviso al Senado de todo (…) Esta isla creyeron fuese algunas de Canarias; pero ni la grandeza en particular de los ríos, ni la frescura concuerdan. Así los más eruditos están persuadidos es la que hoy llamamos de Santo Domingo o Española, o alguna parte de la tierra firme que cae en aquella derrota; y más cuidaron ser isla, por no haberla costeado y rodeado por todas partes ni considerado atentamente sus riberas.» (P. Juan de Mariana, Historia General de España, Libro II, Cap. II)

El cordobés Séneca, en su obra Medea, predecía el siguiente dictamen, el cual fue utilizado por la corona castellana durante el siglo XVI para legitimar la conquista y evangelización del Nuevo Mundo: «Siglos vendrán, de aquí a muchos años, en que el océano aflojara las ataduras de las cosas y aparecerá gran tierra y Tifis descubrirá nuevos mundos, y no será Thule la última tierra.»

Por otra parte, en el siglo IV el poeta romano Rufo Festo Avieno compuso el poema "Ora maritima", en el que declamaba: «… Afirma el gran Cartaginés Himilco / Que apenas esos mares, en el tiempo / Podrán de cuatro meses ser pasados; / Como por la experiencia probó él mesmo. / Aquí las naves dilatadamente / Son impelidas de ningunos vientos. / Tan tarda es el agua, el mar tan perezoso, / Que confunde y espanta los ingenios; / Y añade que hay entre las blandas fauces / De algas marinas verde pavimento / Que a veces, como yerba, de las naves / Impide el curso contra vela y remo; / Pero no obstante, dice, no penetra / Lo profundo del mar: antes el suelo / Apenas cubre el agua; y siempre vaga / La fuerza, va su oposición venciendo… »

Entre los siglos XV y XVI, un nuevo movimiento, que a la par que recorría Europa, afectaba a todos los campos del saber humano, y trastocaba la propia concepción del ser humano sobre si mismo y respecto a Dios y al mundo que le rodeaba. Iniciado en la centuria anterior en la ciudad italiana de Florencia, recién salida de la Peste Negra se caracterizó por la revitalización de los conceptos y elementos de la cultura grecorromana, razón por la cual recibió el nombre de Renacimiento, en clara contraposición con la Edad Media a la que se tachó de bárbara y gótica. Se leían con fruición los clásicos: Platón, Aristóteles, Cicerón, Plinio el Viejo, Tolomeo…; muchos de ellos procedentes de los anaqueles polvorientos de los monasterios; del contacto con la civilización musulmana, cuyo modelo más notable sería la escuela de traductores de Toledo; y paradójicamente, de la emigración que muchos sabios bizantinos hicieron a tierras de Italia tras la conquista de Constantinopla por los otomanos en 1453.

"Golfo de México en una de las secciones de la Carta Universal de Sancho Gutiérrez", 1551. Biblioteca Nacional de Viena.

Durante la conquista indiana, los cronistas del Nuevo Mundo no pudieron sustraerse a estas influencias, y así en sus escritos se apoyan en el concepto de “autoritas” de los escritores clásicos para encontrar referentes directos de aquellas nuevas tierras. Había una constante comparación entre los conocimientos de la Antigüedad clásica y la visión del Nuevo Mundo, reflejado todo esto en las crónicas sobre la conquista:

«…como natural de Cuzco, que fue otra Roma en aquel Imperio,… » (Comentarios Reales, Inca Garcilaso de la Vega); o hablando sobre el panteón inca «Y así vinieron a tener tanta variedad de dioses y tantos que fueron sin número, y porque no supieron, como los gentiles romanos, hacer dioses imaginados como la Esperanza, la Libertad, la Paz y otros semejantes,…» (Ídem)

«Esto canta Séneca en sus versos, y no podemos negar que al pie de la letra pasa así…» (Historia natural y moral de las Indias, José de Acosta)

No solo los clásicos aparecen como soporte y bastión de defensa de las especulaciones de los cronistas de las Indias respecto a América, sino que intervinieron en la formación de algunos mitos novomundinos, sea el caso de las amazonas, descritas por primera vez en la monumental obra del historiador griego Heródoto allá por el siglo V a.C. y aparecidas de la mano de Cristóbal Colón en tierras americanas; y la leyenda de los caníbales, cuya primera mención en la historia occidental nos lleva al militar y filósofo ateniense Jenofonte también por el siglo V a.C.

Fuentes consultadas:

ARMAS F., Julio, Jirones de un sueño (Los mitos de la conquista de la Indias), Editorial Belacqua (Grupo Norma S.A.), Barcelona, 2003.

BERNABÉU ALBERT, Salvador, Expediciones marítimas españolas. La aventura de lo imposible, Lunwerg editores, 2000.

CHOCANO MENA, Magdalena, La América colonial (1492-1763). Cultura y vida cotidiana, Ed. Síntesis, Madrid, 2000.

SERNA, Mercedes, Crónicas de Indias, Letras Hispánicas, Ediciones Cátedra (Grupo Anaya S.A.), Madrid, 2000.

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