
“Cuando se tomó la ciudad, encontraron en los palacios enormes riquezas. Y el palacio de Bucoleón era rico y estaba hecho como voy a decíroslo. Había, en este palacio que ocupaba el marqués, quinientos departamentos, que estaban unos junto a otros y todos hechos de mosaico de oro, y además había treinta capillas, tanto grandes como pequeñas; y además había una, que llamaban la Santa Capilla, que era tan rica y noble que no había ni gozne, ni cerrojo, ni ninguna pieza, ordinariamente de hierro, que no fuese toda de plata, y no había columna que no fuese o de jaspe , o de porfirio, o de ricas piedras preciosas. El pavimento de la capilla era de un mármol blanco tan pulido y tan claro que se hubiese dicho que era de cristal, y esa capilla era tan rica y tan noble que no podría contaros la gran belleza y la gran nobleza de esa capilla. En esa capilla se encontraron riquísimas reliquias, porque encontraron dos trozos de la Vera Cruz tan gruesos como la pierna de un hombre y de una largura de media toesa aproximadamente,y además encontraron el hierro de la lanza con que atravesaron el costado de Nuestro Señor, y los dos clavos que le hundieron en las manos y en los pies. Y además había veinte capillas, y había doscientos o trescientos aposentos, que estaban unos junto a otros y todos hechos de mosaico de oro. [Este otro] palacio era tan rico y tan noble que no podría describiros ni contaros la gran nobleza y la gran riqueza de este palacio. En este palacio de Blanquernes se encontró un grandísimo tesoro, y muy rico, porque en él encontraron las ricas coronas que habían pertenecido a los emperadores precedentes, y los ricos joyeles de oro, y las ricas ropas imperiales, y las ricas piedras preciosas, y tantas otras riquezas que no se podría enumerar el gran tesoro de oro y plata que encontraron en el palacio y en muchos otros lugares de la ciudad.”
Robert de Clari, Conquete de Constantinople