Ha pasado una eternidad pero las mismas pautas de comportamiento emocional que guiaban a los romanos en su vida diaria también rigen la nuestra. Hace veinte siglos ellos al igual que nosotros se enamoraban por primera vez, tenían una rabieta por cualquier nimiedad, tenían sus manías y supersticiones particulares, se encogían cuando un trueno perforaba sus tímpanos, lloraban de alegría ante la visión de su primogénito, escondían secretos a ojos de padres y cónyuges, les dolían las extremidades y sufrían de flatulencias, salían de parranda con sus desagradables amigotes, conspiraban y cotilleaban en sus trabajos, y si no se me agotara mi saliva y mi garganta se tornara carraspeante y seca podría seguir enumerando hasta el infinito.
Pero hoy en día a mucha gente le importa una higa lo que sus antepasados pensaron y soñaron. Por eso me propongo iniciar a modo de serie titulada "Tan lejos y tan tarde" en la que para hacer cambiar de opinión a estos "ciegos" (léase ignorantes recalcitrantes), confrontare diversas obras literarias, el testimonio a mi parecer más vivo y más directo a la hora de acercarnos a la manera de ser de una civilización o sociedad concreta, por un lado pertenecientes al mundo grecorromano y por otro a la macedonia de frutas encolada que se ha dado por llamar cultura occidental.
El primer capitulo de mi humilde se lo dedico al AMOR, ese sentimiento universal merecedor de la mayúscula que al igual que acudir al baño equipara al mendigo del Transtevere con un ocupante de la lista Forbes, fruto según intentan convencernos los científicos del subidón provocado por el combinado de oxitocina, serotonina y dopamina. Dejando puntillismos biológicos aparte, este sentimiento puede ocupar perfectamente junto al dinero el papel rector de la historia pues no será por la cantidad de conflictos provocados por el anhelo de unos ojos femeninos :=), además de ser un tema recurrente en el Arte y la Literatura tal y como lo atestiguan los dos poetas líricos románticos Albio Tibulo (48 - 19 a. C.) y Gustavo Adolfo Bécquer (1836 - 1870), ambos de escasa producción pero de una calidad excepcional, de los que os trascribo unos fragmentos:
(I) Figura mitológica presente en una fuente del Paseo de la Isla, Burgos. / Archivo propio
Pero hoy en día a mucha gente le importa una higa lo que sus antepasados pensaron y soñaron. Por eso me propongo iniciar a modo de serie titulada "Tan lejos y tan tarde" en la que para hacer cambiar de opinión a estos "ciegos" (léase ignorantes recalcitrantes), confrontare diversas obras literarias, el testimonio a mi parecer más vivo y más directo a la hora de acercarnos a la manera de ser de una civilización o sociedad concreta, por un lado pertenecientes al mundo grecorromano y por otro a la macedonia de frutas encolada que se ha dado por llamar cultura occidental.
El primer capitulo de mi humilde se lo dedico al AMOR, ese sentimiento universal merecedor de la mayúscula que al igual que acudir al baño equipara al mendigo del Transtevere con un ocupante de la lista Forbes, fruto según intentan convencernos los científicos del subidón provocado por el combinado de oxitocina, serotonina y dopamina. Dejando puntillismos biológicos aparte, este sentimiento puede ocupar perfectamente junto al dinero el papel rector de la historia pues no será por la cantidad de conflictos provocados por el anhelo de unos ojos femeninos :=), además de ser un tema recurrente en el Arte y la Literatura tal y como lo atestiguan los dos poetas líricos románticos Albio Tibulo (48 - 19 a. C.) y Gustavo Adolfo Bécquer (1836 - 1870), ambos de escasa producción pero de una calidad excepcional, de los que os trascribo unos fragmentos:
No habrá mujer que me aparte de tu lecho;
con este pacto previo se unió nuestro amor.
Tú eres la única que me gusta.
No hay ya en la ciudad, excepto tú,
niña alguna que parezca hermosa a mis ojos...
Tú eres el descanso de mis cuitas;
tú, mi luz en la noche, por oscura que sea;
tú, un gentío para mí aun en sitios abandonados.
(III, 19; Elegías de Tibulo)
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con este pacto previo se unió nuestro amor.
Tú eres la única que me gusta.
No hay ya en la ciudad, excepto tú,
niña alguna que parezca hermosa a mis ojos...
Tú eres el descanso de mis cuitas;
tú, mi luz en la noche, por oscura que sea;
tú, un gentío para mí aun en sitios abandonados.
(III, 19; Elegías de Tibulo)
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Hoy la tierra y los cielos me sonríen,
hoy llega al fondo de mi alma el sol;
hoy la he visto; la he visto y me ha mirado...
¡hoy creo en Dios!
(XVII, Rimas de Gustavo Adolfo Bécquer)
hoy llega al fondo de mi alma el sol;
hoy la he visto; la he visto y me ha mirado...
¡hoy creo en Dios!
(XVII, Rimas de Gustavo Adolfo Bécquer)
(I) Figura mitológica presente en una fuente del Paseo de la Isla, Burgos. / Archivo propio
Que gran paralelismo!!! Sabía de la calidad literaría de Gustavo Adolfo Béquer, de hecho reconozco que he leído sus Leyendas, pero no conocía al coetanio de César: Albio Tíbulo, así que de nuevo descubriendo personas como nosotros de hace veinte siglos. Habrá que leerlo... entonces para saber que escribió este gran literato latino!!!
ResponderEliminarMuy interante la propuesta que vas a hacer de paralelismos. Enhorabuena, una buena idea.
ResponderEliminarEstupenda entrada y estupenda idea. Ya estoy deseando que nos ilustres, como nuevo Plutarco, con el próximo paralelismo.
ResponderEliminarSaludos
Una idea magnifica, que ire siguiendo. Huelga decir que opino lo mismo que tu. Saludos cordiales.
ResponderEliminar@ Miguel:
ResponderEliminarGracias por tomarte la molestia de comentar mi humilde blog. Respecto al paralelismo entre las obras de Bécquer y Tibulo es increíble que pese a la distancia que les separa traten el tema del amor hacia una dama de una forma casi idéntica. Prácticamente se podría decir que el poeta romántico español bebió de las obras del coetáneo de César. Aunque demostrar esta aventurada suposición es tarea para los filólogos.
@ Negrevernis:
Gracias por estar siempre al pie del cañón apoyándome. Con vuestras comentarios esta serie de post seguramente tendrán una gran vida.
@ Daalla:
Me ha hecho embozar una gran sonrisa el epíteto de nuevo Plutarco. Un estupendo símil pero espero estar a la altura de tal consideración.
@ Isabel Romana:
Prosigamos nuestra cruzado emprendida desde nuestros blogs contra la ignorancia de la sociedad respecto a la historia romana.
Hola Alberto, luego del cierre de UN POCO DE HISTORIA he abierto un nuevo blog de historia: PORTAL HISTORIA, ya te coloque entre mis links. Si podemos intercambiar links estaria agradecido
ResponderEliminarhttp://historiaelportal.blogspot.com/
@ Psicodelia pura:
ResponderEliminarOído,cocina. :=) Ya está solucionado el tema de los enlaces.
Un saludo y suerte con esta nueva aventura
Gracias por la elegía de Tibulo.
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