El DRAE (Diccionario de la Real Academia Española) recoge dos acepciones surgidas a raíz de las vidas llenas de libertinaje y desmanes llevadas a cabo por dos miembros de la familia imperial romana: Mesalina y Heliogábalo.
Fresco erótico de Pompeya
Hijastra de un cónsul y emparentada con la aristocracia imperial, Mesalina debió llamar a sus quince años la atención de su primo Claudio, sobrino del emperador Calígula, con quien a pesar de su cojera, su avanzada edad- frisaba los 50 años- y tartamudez se casó. La entronización de su marido a la dignidad imperial después del asesinato de Calígula por la guardia pretoriana la convirtió en la mujer con más poder de todo el Imperio. Según nos han trasmitido cronistas y escritores de la época como Juvenal, Tácito o Suetonio la emperatriz aprovechó su posición para hacer realidad sus ambiciones más ocultas. Mientras su enamorado cónyuge la erigía estatuas y la concedía el privilegio de poder sentarse junto a las vestales en el teatro, ella se entregaba a la celebración de orgías con un final cada vez más depravado y a incrementar su catalogo de infidelidades que incluía desde gladiadores a senadores. De ahí que algunos autores modernos la hayan acusado de padecer hipersexualidad, un trastorno que origina una irresistible adicción a mantener relaciones sexuales. Por ello no extraña que el diccionario defina mesalina como <<Mujer poderosa o aristócrata y de costumbres disolutas.>>
Las rosas de Heliogábalo, Sir Lawrence Alma-Tadema, 1888
<<Persona dominada por la gula.>> De esta manera el DRAE define heliogábalo aludiendo al voraz emperador de la dinastía Severa Vario Avito Bassiano que adopto el nombre de Heliogábalo en honor al dios fenicio El-Gabal, oriundo de Emesa (actual Homs), su ciudad natal situada en la Siria romana. Trangresor hasta el limite, Heliogábalo, además de despreciar las tradiciones religiosas de Roma empeñándose en sustituir a Júpiter por el culto al Dios Sol Invicto y casandose con la vestal Aquilia, unión totalmente prohibida por la ley y la tradición; el emperador es considerado como el primer transexual reconocido de la historia ya que al no encontrar ningún cirujano que le pudiera implantar una vagina, se circuncidó y según el historiador Dión Casio se prostituía disfrazado de mujer en el propio palacio imperial o en las calles de la misma Roma. Sin embargo, lo que realmente le llevó a ser incluido entre las páginas del diccionario fue la fama que alcanzaron sus banquetes y cenas que nada tenían que envidiar a los del liberto Trimalción. Goloso y entusiasta gourmet, el joven emperador se divertía a cuenta de sus invitados a quienes servía en ocasiones falsos alimentos realizados con mármol, cristal o marfil; o incluyendo en el menú junto alimentos de verdad excrementos de leones en el postre o arañas en la gelatina. Se cuenta que en una ocasión mando arrojar sobre sus invitados una lluvia de pétalos de rosa y violetas asfixiando a varios de ellos.
Interesantísimo. Muchas gracias. Especialmente, me ha gustado la aportación sobre Mesalina, ya que la figura de Claudio siempre ha sido una de las que más me llama la atención.
ResponderEliminarA mi en cambio me ha llamado mucho la atención lo que escribes sobre Heliogábalo, del que no conocía apenas nada. Siempre tan interesante.
ResponderEliminarSaludos
valiente "elementa". Mesalina es una de las personalidades más intrigantes de toda la historia de Roma.... no sabía gran cosa de Heliogábalo... así que gracias! ;-)
ResponderEliminar@ Con las juergas que se corrían los Césares se podría hacer un buen culebrón....
ResponderEliminarUn saludo a todos